Gran sorpresa en el Tribunal Supremo durante la segunda vista oral que afronta el juez Baltasar Garzón: el caso de la Memoria Histórica, también conocido como de los crímenes del franquismo, donde se le acusa de prevaricación. Su abogado, Gonzalo Martínez Fresneda, invocó al banquero Emilio Botín, precisamente el protagonista de la tercera vista oral que tendrá que afrontar Garzón por presunto soborno de la entidad que preside al juez.
La razón es muy sencilla. En el caso de las cesiones de crédito, el Tribunal Supremo absolvió a Botín, al rechazar la figura de la acusación particular para un caso de presunta evasión fiscal.
La estrategia de Garzón y su abogado adquiere una importancia singular. Y es que en este caso la acusación particular la ejerce el movimiento Manos Limpias y la Organización Libertad e Identidad, sin ningún fiscal de por medio ni ninguna persona parte directamente perjudicada por sus actuaciones.
Manifestar que la acusación particular por sí sola no es suficiente para presentar una causa va contra la tradición jurídica española, pero Garzón ha apelado a la jurisprudencia sancionada por el Supremo instaurada cuando Emilio Botín fue absuelto por el juez Bermúdez. Entonces, al apelar la acusación particular ante el Supremo, éste le dio la razón de nuevo al banquero.
"El delito de prevaricación además no se encuentra entre aquellos que puede sostenerse por una acusación popular", ha manifestado el abogado de Garzón, quien ha añadido que al aplicarse la doctrina Botín nunca debería haberse dictado un auto de juicio oral contra su defendido. Como hiciera en la vista oral de la semana pasada por las escuchas ilegales a los cabecillas del caso Gürtel, Garzón se ha sentado en el lugar destinado a los letrados y se ha vestido con la toga de magistrado.
El abogado de Manos Limpias, Joaquín Ruiz Infante, que pide la inhabilitación de Garzón así como una multa, en contra de la opinión del fiscal, que solicita su libre absolución, ha solicitado la recusación del miembro de la Sala Perfecto Andrés Ibañéz, por considerarlo carente de imparcialidad, al denominar a Manos Limpias "Plataforma de Ultraderecha".
Andrés Velázquez
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