Sr. Director:
Leo en la edición de El Mundo del 19 de diciembre de 2004, que el Ministerio de Justicia mantendrá las uniones homosexuales como matrimonio, exactamente igual que los matrimonios heterosexuales, y no atenderá a las vías alternativas planteadas en el informe del Consejo de Estado, que establece que dichas uniones están fuera de la institución matrimonial.
Como buen español, orgulloso de su tierra, no puedo menos que experimentar un profundo sentimiento de tristeza al leer esta noticia. Es más, en los últimos meses numerosos españoles amantes de su nación me han expresado su honda preocupación por este proyecto de ley del Gobierno.
Y es que, lo queramos o no, el matrimonio es "la unión de un hombre y de una mujer concertada mediante determinados ritos o formalidades legales". Así lo define el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua.
Se comete, pues, una injusticia, al querer equiparar las unión de dos personas del mismo sexo al matrimonio. Una injusticia contra los millones de auténticos matrimonios que existen en España, y una injusticia contra la sociedad; porque no es justo lo que no corresponde a la realidad de las cosas.
Una unión de dos personas del mismo sexo nunca ha sido, ni es, ni será un matrimonio. Como dos más dos nunca han sido, ni son, ni serán igual a cinco.
Parafraseando a un famoso español, puedo decir que "me duele España", porque su Gobierno no sólo permite, sino que promueve y protagoniza injusticias como ésta. Yo, por mi parte, haré lo que pueda para que España sea justa consigo misma y con sus ciudadanos.
Leopoldo Peñuela
lecastillo@hotmail.com