En Hispanidad tenemos la fea costumbre de no criticar a los obispos, a menos que se opongan de frente al Magisterio.
¿Qué es magisterio? Lo que dicen los obispos mientras no contradigan al Papa. Es decir, que pretendemos evitar aquello que todo español lleva dentro: un obispo, para dictaminar lo que está bien y lo que está mal, y un seleccionador nacional de fútbol, para certificar cuál es el once ideal que puede ganar la Eurocopa. Esta es la razón por la que los obispos tienen mala prensa, y Luis Aragonés peor: le quitan el puesto a Juan Español, y eso no puede ser.
El pasado lunes la cadena COPE filtraba la renovación por un año de los locutores Federico Jiménez y César Vidal, año ampliable a un segundo. Lo filtró justo cuando el Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal Española, se encontraba en Roma, donde fueron recibidos por el secretario de Estado Tarsicio Bertone y por Benedicto XVI.
La verdad es que Hispanidad ya lo contó la renovación, un mes atrás, pero es cierto que en el Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal han surgido discrepancias, que se unen a los muchos obispos que braman contra el escándalo Jiménez. Al final se impuso la tesis habitual: ¿1.500 familias pueden quedarse en la calle si echamos a Federico?, una planteamiento, por cierto, muy socorrido desde hace cinco años. El único obispo con el que he hablado de ello -mis relaciones con la clerecía son más espirituales que presenciales- me dijo justamente eso.
Empecemos por el principio, que no es mal método: ¿Es cierto? No, naturalmente: son Jiménez y Vidal, además del añadido Pedro José, quienes necesitan la COPE para seguir siendo la referencia intelectual de la derecha, no al revés. Entre otra cosa porque, a día de hoy, al menos los dos primeros no serían admitidos en ninguna otra cadena, digamos mayoritaria.
Por cierto, ¿qué hizo Jiménez cuando tuvo el contrato en sus manos? Arremeter contra uno de los escasísimos diputados del Partido Popular que, más-menos, intenta ser coherente con su fe cristiana. De meapilas para arriba, o para abajo, que es un adjetivo muy propio de una radio confesional católica. Pero claro, el tal diputado es marianista, y don Fede y Pedro José se han empeñado en que el líder de la derecha española no puede ser Rajoy, que ha dejado de gustarles. Ahora les gusta Esperanza, la misma que les otorga licencias de radio y tele... ¡en detrimento de la COPE que les paga!
Pero volvamos al argumento episcopal. Si se va, esto se hunde, ergo hay que aguantarle. Ahora bien, el cometido de un medio eclesial no puede ser ganar dinero, ni tan siquiera para salvar el cocido de 1.500 familias. Un objetivo muy loable pero que puede lograr, por ejemplo, vendiendo la COPE. Don José Manuel Lara, Berlusconi, Vocento: todos se lo comprarían con mucho gusto, y se comprometerían a mantener los puestos de trabajo por muchos años. De hecho, del único que prescindirían sería de Federico.
Pero también cabe la posibilidad de que la única razón para mantener un medio de comunicación en manos de la Iglesia sea evangelizar. Y claro, eso es otra cuestión, que exige otro planteamiento, que nos lleva a otra estrategia. Porque el periodismo católico sólo pueden hacerlo periodistas católicos, más que nada porque nadie da lo que no tiene.
Al final, todo ello evoca la respuesta de Pío X cuando el Gobierno francés le exige, so pena de perder todos los bienes que parroquias, órdenes y cualquier institución religiosa ser financiada por el Estado e ingrese en el registro cultual (no cultural). La respuesta del Pontífice fue muy clara: Más vale perder los bienes que perder el bien.
Lo de Federico es un escándalo permanente pero podemos sobrellevarlo. Lo malo es que parece la punta del iceberg de quienes parecen empeñados -seguro que con toda su buena intención- en crear una especie de Sistema Político Católico (El SPC, para los amantes de las siglas). Y el problema de un SPC no tiene por lo de político, sino por lo de Sistema: no existen los sistemas cristianos, sólo existen cristianos.
Comprendo que al son del SPC les encante Federico, porque lo que quieren no es cristianizar la sociedad sino echar a Zapatero de La Moncloa, que no es lo mismo, aunque resulte muy gratificante. Sólo quiero recordarles que nunca jamás, en toda la historia, se ha evangelizado desde arriba. Como mucho, los de arriba, el Sistema, se ha conformado con no echar a los cristianos a los leones, con no incordiar.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com