La tradición musulmana indica que cualquier musulmán que entre en contacto con un cerdo o con un derivado del cerdo antes de morir, no será bienvenido al paraíso.
Tal vez algunos de ustedes ya hayan leído sobre este método, pero yo he decidido tomarlo muy en serio.
Todavía no tengo muy claro cómo es eso de luchar contra un enemigo que siente orgullo al morir. Según me cuenta mi abuelo, durante la Segunda Guerra Mundial encaramos a un enemigo similar, en especial los integrantes de las Fuerzas Imperiales Japonesas, que lanzaban sus ataques suicidas como hacen los terroristas musulmanes de hoy. La diferencia es que ellos se concentraban en algunas islas del Pacífico, desde donde podían satisfacer sus deseos de muerte sin perjudicar a otras personas. Sin embargo, muchos de los terroristas de hoy viven entre nosotros. Debido a esto, tenemos que luchar contra los musulmanes con armas religiosas que sean eficaces.
La policía israelí está considerando colocar bolsas de manteca de cerdo en los autobuses y otros lugares públicos para frenar los atacantes suicidas musulmanes. De hecho, el cuerpo de rabinos de Israel ha dado su aprobación a esta propuesta.
El rabino Eliezer Moshe Fisher, del Tribunal Rabínico de Jerusalén, determinó el viernes que "no hay prohibición religiosa del uso de bolsas de manteca de cerdo en autobuses u otros lugares públicos" si el objetivo es salvar vidas. Por el contrario, se permiten usar bolsas de manteca de cerdo en cualquier sitio que pueda ser objetivo de ataques suicidas, como son las escuelas, los centros comerciales y las estaciones de ferrocarril, entre otros.
Asimismo, el rabino dijo que si la policía israelí no se decide a colocar las bolsas de manteca de cerdo en los autobuses, decenas de miles de judíos ortodoxos se armarán de pistolas de agua llenas de manteca líquida de cerdo para usarlas contra cualquier terrorista musulmán.
La tradición musulmana indica que cualquier musulmán que entre en contacto con un cerdo o con un derivado del cerdo antes de morir, no será bienvenido al paraíso.
"Si las bolsas de manteca de cerdo pueden impedir los ataques de los terroristas musulmanes, pues entonces estoy a favor de ese método de defensa", dijo el ministro de Seguridad Interna de Israel, Yaacov Edri, en respuesta a esta estrategia.
En octubre, los rabinos Mordehay Eliyahú y Dov Lior dieron su aprobación a la propuesta de emplear cerdos salvajes para detectar a terroristas infiltrados en las comunidades de Cisjordania.
Pero esta no es una idea nueva. Un poco antes de la Primera Guerra Mundial, el general "Blackjack" Pershing fue enviado a las Filipinas para sofocar un movimiento insurgente islamista.
Las tropas de Pershing capturaron a 50 soldados islámicos y los ataron a unos postes, donde luego serían ejecutados.
Posteriormente, Pershing ordenó la matanza de dos cerdos en frente de los aterrados musulmanes. Los soldados de Pershing mojaron sus balas en la sangre de los cerdos ante la vista de los condenados. Con dichas balas ejecutaron a 49 de los musulmanes. Después cavaron una fosa común, donde echaron los 49 cadáveres y los cubrieron con la sangre y los restos de los cerdos antes de darles sepultura. Más tarde, Pershing ordenó que pusieran en libertad al único musulmán con vida. Han transcurrido más de 50 años y desde entonces no se ha registrado otro incidente terrorista de origen musulmán en Filipinas.
El año pasado, los rusos comenzaron a envolver los cadáveres de los terroristas chechenos en piel de cerdo antes de enterrarlos. Esto ha tenido un impacto significativo entre los musulmanes de la región y, como resultado, se han visto disminuir los ataques terroristas en contra del Estado ruso.
Los fundamentalistas musulmanes lanzan sus ataques suicidas con la firme creencia de que inmediatamente irán al paraíso, donde serán recibidos por las 72 vírgenes de ojos negros. Esto quiere decir que los aterra cualquier cosa que su fe religiosa estipule que les impedirá ir al paraíso.
Un musulmán fundamentalista cree ciegamente que si entra en contacto con un cerdo o sus derivados antes de la muerte, la maldición caerá sobre él para siempre. De ahí que las nuevas súper armas para luchar contra los terroristas musulmanes podrían ser misiles y bombas repletas de manteca y entrañas de cerdo. Además, las balas de nuestros ejércitos deberían ser bautizadas con la sangre de estos animales. Creo sinceramente que esto los amedrentaría y los haría pensar en su Yihad (guerra santa) contra Occidente.
Naciones como Italia, España y Polonia, que producen grandes cantidades de productos derivados del cerdo, se sentirían encantadas al ver que pueden exportar los excrementos y otras partes que no se utilizan para fabricar alimentos hacia la industria armamentista mundial, que luego los emplearía para crear armas especiales contra los musulmanes. Y a esta guerra, en vez de "ojo por ojo", yo le llamaría "la batalla del cerdo por el cerdo".