Al menos, así lo hace el presidente de la Asociación de Promotores y Constructores de Edificios (APCE), Guillermo Chicote, quien, en declaraciones a Hispanidad, considera que los pisos de 30 metros cuadrados útiles (unos 38 edificados) pueden servir para los jóvenes dado el precio de la vivienda, así como para emigrantes.
Eso sí, Chicote advierte que, a la espera de un cálculo más profesional, el coste de edificación por metro cuadrado podría llevarse entre un 10-12%, porque independientemente del tamaño hay unas serie de servicios como agua, luz, telecomunicaciones, etc., que hay que instalar.
Otra pega, es que este tipo de viviendas choca con los planes urbanísticos. Dicho de otra forma, hacen más difícil la vida en las ciudades colapsadas, dado que aumentan la densidad de población.
Pero, aún con esas pegas, la Asociación de Promotores muy probablemente emitirá el jueves un comunicado de apoyo al debate abierto por la ministra Trujillo, y que no ha gustado nada a los consumidores, que consideran que una vivienda de 30 metros cuadrados es una infravivienda.
Los promotores, sin embargo, están pensando en una serie de colectivos que pueden aumentar su negoci principalmente jóvenes que buscan independizarse de sus padres y, atención, divorciados y separados, un verdadero filón para los constructores de vivienda. En el sector consideran que España seguirá exigiendo las construcción de 500.000 viviendas por año, porque a esos colectivos hay que añadir la doble inmigración: la de los jóvenes de países pobres que buscan desesperadamente un lugar al sol en España (que en vedad estarían dispuestos a vivir en 30 metros cuadrados) y la inmigración de alto nivel económico, en general, pensionistas europeos que se comprarían un piso en España para pasar sus últimos años de vida bajo el sol del litoral.