La rigidez que existe en Ecuador, entre la Iglesia Católica y el régimen de Rafael Correa, llevó a que la Conferencia Episcopal tornara a expresarse sobre la competencia de la Iglesia: "En iluminar la realidad con la Palabra de Dios para que los católicos y personas de buena voluntad, después de informarse bien, emitan su voto en conciencia, libre y deliberadamente", en la consulta convocada para votar sobre el proyecto de la nueva Constitución.

Al mismo tiempo prosiguen las provocaciones, capitaneadas por el mandatario Correa. La declaración pone de manifiesto la unanimidad del episcopado ecuatoriano y su determinación de no enmudecer ante los principios no negociables, propuestos por Benedicto XVI.

Rubricada por todos los prelados de Ecuador, el 14 de agosto la Conferencia Episcopal dio a conocer otra declaración en la que confirma la resolución del 28 de julio pasado. "Recordamos que si hacemos esta declaración -afirman los obispos- es porque compete siempre y en todo lugar a la Iglesia Católica proclamar los principios morales, incluso los referentes al orden social, así como dar su juicio sobre cualesquiera asuntos humanos, en la medida en que lo exijan los derechos fundamentales de la persona humana o la salvación de las almas".

Clemente Ferrer Roselló

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