A algunos obispos catalanes les ha dado por la censura de la libertad de expresión. Dicen que en una determinada cadena próxima a la iglesia no debe "atacarse a Cataluña".
Soy tele-espectador habitual de esa cadena -quizá por ello un pérfido y malvado pecador para sus eminencias- y no he visto nunca tales ataques a Cataluña. Lo que sí he oído es criticar, con argumentos que se podrán evidentemente compartir o no, a Artur Mas y a otros políticos catalanes.
Y que yo sepa criticar a un político no es "atacar a Cataluña", al menos en una democracia. Me sorprende que algunos obispos catalanes no quieran ahora mezclar a la iglesia con la política cuando no tuvieron ningún reparo en repicar campanas y colgar banderas independentistas en muchas iglesias catalanas este pasado 11 de septiembre.
Con estos obispos, alejados de la iglesia universal y alineados con la insolidaridad y la fractura que predica el nacionalismo catalán, más vale que Dios nos coja confesados.
Andrés Oviedo