Obras en el Banco de España. Arquitectura abierta. Abajo los muros separadores. La sede de la vetusta institución se mampariza, para que todos los trabajadores compartan sitio. Abajo las clases.
Pues bien, el cabreo es monumental. Los asalariados de tan docta Casa están acostumbrados a nichos y despachos. Los más enfadaos son los inspectores que precisan, según ellos, de intimidad para su trabajo. Caruana, te la estás jugando.