Impulsada por Bachelet y sus socios democristianos, el martes se vota en Chile la Ley de No Discriminación Lo bueno que tienen los países jóvenes es que son menos alambicados que los viejos. Europa es vieja, pero, América es joven, y se le entiende todo muy bien.

Así, en Chile, bajo la Presidencia de la muy progresista Michelle Bachelet, los homosexuales se han crecido, y no sólo piden legalización del gaymonio con adopción incluida, sino que pretenden expulsar a la Iglesia de la educación, educa a los niños para gays e, incluso, se aproximan a la pedofilia, que, no nos engañemos, es mayoritariamente homosexual. No dejen de leer el Acta de Constitución de la Federación Chilena de la Diversidad Sexual: se entiende todo.   

La próxima etapa legal es la votación, por parte del Estado chileno, de la Ley de no Discriminación, estrategia habitual del lobby homosexual, para quien cualquier negativa a sus pretensiones constituye discriminación y homofobia, conculcando de este modo la libertad de expresión: al igual que en Brasil, en Chile pretenden que no se puede opinar contra la homosexualidad.

Por cierto, el presiden del Senado, ex presidente de la República y líder de la Democracia Cristiana chilena Eduardo Frei, se ha mostrado mucho más dispuesto a recibir a los representantes del lobby gay que a las asociaciones de defensa de la vida y la familia.