Por supuesto que ningún caso de abuso sexual por parte de eclesiásticos es aceptable. Por eso Benedicto XVI ha decidido coger el toro por los cuernos e imponer orden. De la auditoría se desprenden 3.000 casos inaceptables. Aunque cuidado, de los 3.000, sólo 300 son de pederastia, que es lo más inaceptable. Intolerable. En todo caso, según un informe publicado por el periodista italiano Luigi Accattoli, de los 210.000 casos de abusos sexuales registrados en Alemania desde 1995, 94 corresponden a personas e instituciones de la Iglesia católica. Es supone un 0,045% de los casos. ¿Por qué tanto ensañamiento? La Iglesia ha sido la gran opositora a la revolución sexual de 1968, por lo tanto, resulta más contradictorio. Además, da la sensación de que atizar a la Iglesia no es gratis, sino rentable. Pero conviene tener la realidad delante: la Iglesia no es fuente de abusos sexuales, el problema es mucho más amplio y la Iglesia participa con una gota insignificante. Aún así, inaceptable. Por eso es de agradecer la operación limpieza llevada a cabo por Benedicto XVI.