Los grandes bancos españoles han salido Santander- o han anunciado su salida en cuanto surja la oportunidad BBVA- de las compañías eléctricas. Pero sólo para volver por una vía paralela pero mucho más rentable: han inventado la deuda permanente. El Santander se comprometía con los Entrecanales a financiar 6.500 millones de euros para comprar un 20% de Acciona. BBVA ha financiado 3.200 millones a la constructora ACS para adquirir el 10% de Iberdrola. Saben que el negocio es seguro, o al menos lo ha sido hasta ahora, porque los intereses se pagan con los dividendos que el negocio eléctrico proporciona al comprador. Dadas las cantidades, estamos casi al borde de una deuda permanente.
Y la cosa no empezó ayer. Tomemos el caso de ACS, que compró el paquete de control de Unión Fenosa con un 25% de fondos propios y un 75% de deuda. El dividendo obtenido ha sido superior al coste financiero, pero ha endeudado la compañía por mucho tiempo. El que gana de verdad es el banco, esas mismas entidades que no querían estar en los consejos de estas compañías. Por lo que podemos concluir que la banca no sabe gestionar, pero sí cobrar.