Un hecho pone en evidencia la situación de descontrol existente en los márgenes comerciales de algunos productos alimenticios. Según informaciones facilitadas por una organización profesional agraria, el precio que se paga al productor de patata ronda los 710 céntimos de euro, mientras que el consumidor las adquiere a precios que oscilan entre 6095 céntimos el kilo.
La citada entidad profesional (COAG) ha recogido datos de los productores, en plena recolección, y en diferentes supermercados sobre el precio de la patata y se ha comprobado que el consumidor está pagando 10 veces más (el 1.000%) por un kilogramo de patata de lo que están pagando al productor, rondando los precios medios en origen entre 7 y 10 céntimos de euro, claramente por debajo del precio de coste, queremos decir que, los agricultores están trabajando a pérdidas de lo que los consumidores no se benefician. En estas condiciones, el agricultor sólo tiene dos opciones: vender a este precio o dejarlas en el campo
Si a estos abusos no se pone mano y el gasóleo sigue subiendo (81 céntimo litro), no es de extrañar que en pocos años encontremos nuestros campos abandonados. Triste imagen para los que aún amamos la naturaleza cultivada.
Jaume Catalán