La presencia del ministro de Industria en la rueda de prensa de este viernes facilitó la tarea a los periodistas: había tema. Las medidas para el ahorro de energía centraron la sesión, pero no faltaron las preguntas incómodas para el vicepresidente.
Desafortunadamente, tampoco faltaron las negativas y los desplantes del portavoz del Gobierno. En esta ocasión no respondió sobre los ERE fraudulentos en Andalucía, ni sobre la posibilidad de realizar depuraciones en Interior por el caso Faisán, sobre el que considera que ha dado todas las explicaciones en las 36 preguntas formuladas en el Congreso y a las que, por supuesto, ha respondido con evasivas; para la cuestión sobre las presiones para que Zapatero aclare su futuro, el portavoz repitió que no era el momento ni el lugar. Rubalcaba el transparente nos ahorró la respuesta sobre las declaraciones de Trichet, que esta semana amenazó con subir los tipos de interés, pero, como se trata del presidente de una institución europea, el portavoz no hace declaraciones. En definitiva, sigue la incógnita sobre si el vicepresidente es realmente un portavoz o un mero organizador de ruedas de prensa para responder a cuestiones técnicas.
Rodrigo Martín
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