La encuesta del CIS dice que PP y PSOE están empatados, que el PSOE ha bajado cuatro puntos desde las últimas elecciones y el PP sube dos. Baja la popularidad de ZP aunque sigue siendo uno de los políticos españoles mejor valorados.
¿Qué es lo que preocupa al responsable de imagen del PSOE y a los fontaneros de Moncloa? La impotencia, es decir, la sensación de impotencia que el Ejecutivo está dando frente a la crisis. Escuchar a Leyre Pajín, otra de la frivolidades del PSOE, la acostumbrada monserga sobre la unidad de todos para salir de la crisis, o que el Gobierno va a luchar contra la depresión económica con la ayuda de sindicatos y empresarios y frente a la crispación que causa el PP, provoca cierto cansancio ante en el propio PSOE.
Pero aún resulta más preocupante escuchar a ZP defender con denuedo su confianza en los españoles, como si fueran los españoles, y no él, quien arbitra la política económica. En el país del melodrama nadie renuncia a la puesta en escena pero la demagogia tiene un límite: el sentido del ridículo.
Por tanto, a los verdaderos fontaneros, a Miguel Barroso, al presidente del CIS, Fernando Vallespín, presiden del CIS, a Julián Santamaría (Noxa), y el propio Pepiño Blanco están preocupados porque saben que, por vez primera desde 2004, el Gobierno se enfrenta a un miura. Una cosa es vender el matrimonio gay en tiempos de bonanzas y otra rebajar el paro en tiempos de crisis. Lo primero sabe hacerlo hasta Teresa Fernández de la Vega, lo segundo es más complicado y, por el momento, la sensación que ofrece el Gobierno no puede ser peor. Es una sensación de impotencia.
El problema es que la demagogia gubernamental ante la crisis económica ya no cuela. El tiempo se acaba. Y con el desastre, hasta Mariano Rajoy podría ganar las elecciones.
Ahora ya se habla de buscar un cabeza de turco: el vicepresidente económico, Pedro Solbes. Cambiarlo ahora sería un suicidio, no porque lo esté haciendo bien -en su estilo, Solbes no está haciendo nada- sino porque las elecciones se celebraron hace menos de cinco meses.
Por cierto, la propia encuesta aclara que los españoles cada vez desconfían más de la situación económica.
Eulogio López