Las mafias nacionales están haciendo su agosto en los penales españoles. En cuanto ingresa un nuevo recluso, se refugia en los grupos que ya han creado sus compatriotas, sean marroquíes, chinos, colombianos, etc. También están los reclusos de ETA, que son tratados con toda consideración.
Los únicos que no tienen embajada a la que acogerse son los reclusos españoles, los delincuentes comunes, que no se han preocupado en crear lo que podríamos llamar un grupo de presión. Y así les luce el pelo.