Como no podía ser menos, Moody's sigue el camino de Standard and Poor's y Fitch y baja dos escalones la nota para España advirtiendo que pueden llegar nuevas revisiones a la baja. La agencia argumenta con las perspectivas de la economía y con la vulnerabilidad de España a la tensión en los mercados.
No obstante, las agencias, que siguen sin reconocer su error a la hora de calificar Lehman, han demostrado ser juez y parte. Son conscientes de su poder para enunciar profecías autocumplidas y saben que torcer el gesto ante la deuda de un país suele suponer una retirada de la confianza sobre la deuda que obliga al afectado a pagar más cara su colocación.
Desde el Tesoro Público explicaron que la rebaja se debe más a "una reacción cortoplacista a las noticias negativas sobre los mercados de deuda de la zona euro que a un análisis de las perspectivas fundamentales de España a medio y largo plazo". Para Moody's lo importante no es el futuro de la economía española, sino la posibilidad de especular con la deuda, un juego en el que las cartas están marcadas.
La decisión de la agencia favorita de Warren Buffet (posee el 13%) merecía un comentario del diputado de IU, Gaspar Llamazares, que pedía llevar a estas entidades ante los tribunales internacionales "como fuerza beligerante de la guerra económica, sin respeto al derecho humanitario". A pesar de la expresión poética, no le falta razón a don Gaspar porque las intenciones de las agencias están muy lejos de dar una visión objetiva de la realidad. La responsabilidad de las agencias en la crisis no debe ser menospreciada, pero el delito aún no ha sido tipificado.
Rodrigo Martín
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