Una de las formas de la "liberación de la mujer" fue el movimiento nudista. Había nacido en los siglos XIX y XX en Europa, se trasladó a Rusia y se entendía como un intento de acercarse a la naturaleza, una tentativa de quitarse de encima las normas de la moral.
En grupos de diez personas, totalmente desnudas, desfilaban por las calles. Las mujeres no llevaban nada excepto zapatos y un bolso. Así iban al cine, al comedor obrero público o subían al tranvía. Esa iniciativa no fue entendida por la sociedad: las abuelitas, al contemplar el bochornoso espectáculo, se santiguaban, y los niños les tiraban piedras.
El escritor ruso Varlam Shalámov recuerda: "Niños y demás curiosos seguían a los adeptos de esa organización de nudistas. Después, la milicia moscovita recibió una orden y los cuerpos de hombres y mujeres en cueros desaparecieron de las calles de la capital moscovita".
Si un hombre desea a una joven rusa, sea estudiante, obrera o colegiala, está obligada a someterse a su deseo para que no la tomen por niña burguesa indigna de llamarse una comunista de verdad.
Entre la juventud predominaba la opinión de que "entre el hombre y la mujer sólo existen las relaciones sexuales", "no admitimos el amor. Sólo conocemos las relaciones sexuales, porque el amor es desdeñado por ser algo psicológico; entre nosotros sólo tiene derecho a existir la fisiología".
En Leningrado, en 1926 dos mujeres fueron violadas por 26 jóvenes. Los violadores eran proletarios, jóvenes comunistas y un comisario del partido. "Una mujer no es persona sino sólo una hembra. Cada mujer es una prostituta y se la puede tratar como a uno se le antoje. Su vida no vale más de lo que ella cobra por las relaciones sexuales", según Pravda del 18 de diciembre de 1926.
El Tribunal Supremo, en abril de 1929, tomó la decisión de enjuiciar a los hombres que exigían que las mujeres tuviesen relaciones sexuales con ellos. De acuerdo a esa decisión enjuiciaron al presidente del comité ejecutivo del partido comunista por las 14 denuncias de las mujeres forzadas a tener relaciones sexuales por haberle pedido empleo. En algunos lugares, los comunistas intentaron resucitar el feudal derecho de pernada, la primera noche después de la boda.
La ausencia de valores morales, el vacío que produce la ausencia de Dios, llevaba a la sociedad rusa a un desenfreno donde todo era lícito, donde la mujer no era considerada como un ser humano.
Clemente Ferrer
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