Un matrimonio aparece muerto con signos de violencia. Las televisiones se adelantan. Él la mató a ella y luego se suicidó, ergo "de ser así (todavía no sabían si era así), ya estaríamos ante la víctima número... de la violencia machista".

Vamos, que la ideología de género, las feministas y los feministos, están deseando que se produzcan más víctimas mortales.

Una, una más de las muchas mentiras de la ideología de género consiste en la idílica creencia de que la mujer no hace violencia jamás. La violencia es cosa del macho. Otra gran mentira es que la violencia machista se produce por la "ancestral dominación que el macho ejerce sobre la mujer".

La implantación de la primera mentira se consigue anulando la violencia psicológica. No existe la violencia psicológica. Y claro, el problema es que sí existe. Cuando desaparece, el amor y el compromiso en una pareja, cada cual emplea las armas en las que es mas ducho: el hombre la fuerza física, la mujer la psicológica, pues la mujer también puede hacer daño.

La otra mentira, la favorita de la majadería feminista, es la de la "ancestral dominación". Pero eso no explica el elevado porcentaje de varones que matan a sus mujeres y luego se suicidan.

Es decir, que, en esos caos, el varón fue lo suficientemente cobarde, primero para utilizar la fuerza bruta, donde tiene las de ganar y en segundo lugar tuvo la cobardía de, en lugar de arrepentirse, desesperarse y suicidarse. Si hubiera matado a su pareja ejerciendo su convicción de ser poseedora de su esposa, es decir, si fuera un machista, no se habría suicidado. Las víboras nunca se suicidan. No es un machista, es un cobarde que ha caído en la desesperación. Nada de esto le justifica pero no es ancestral dominación.

De hecho, el sexo más violento en nuestro tiempo es la mujer, que asesina a sus hijos en sus propias entrañas.  

Por supuesto, el nuevo primer ministro de Sanidad, Alfonso Alonso (en la imagen), feministo de profesión, se ha puesto a la cabeza de la manifestación. Así que para tener algo que hacer durante el año que le queda de legislatura ha señalado como una de sus prioridades endurecer la -ya de por sí dura e injusta con el varón- ley contra la violencia de género.

Con todo respeto, señor ministro, todavía hay algo más tonto que un obrero de derechas. Un hombre feminista.

Hispanidad

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