La erupción del volcán de Islandia ha paralizado el espacio aéreo europeo. Eso ha generado un enorme caos entre los viajeros del Viejo Continente. Pero también ha hecho aflorar cuantiosas pérdidas a las aerolíneas, superiores a las producidas como consecuencia del 11-S: 150 millones de euros diarios. Ahora las aerolíneas responsabilizan a las autoridades de Transporte europeas, les acusan de exceso de rigor y reclaman indemnizaciones. Los vuelos de reconocimiento realizados por las compañías se han desarrollado con absoluta normalidad y están reclamando compensaciones. Al final, será el contribuyente quien termine haciéndose cargo de la erupción del volcán. Si ha habido exceso de celo, que se pague. Pero los operadores deben de asumir las inclemencias de la naturaleza dentro del riesgo de sus negocios.
Andrés Velázquez
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