Por fin, Benedicto XVI decidió recibir al Rey de España, SM Juan Carlos I y a SM la reina Sofía. La Casa Real Española lo había solicitado nada más comenzar el pontificado (24 de abril). En junio se volvió a insistir y la respuesta de la diplomacia vatiacana fue que el Papa no disponía de agenda, dado que se marchaba de vacaciones. Lo cierto es que ha acabado por recibir a los Reyes el 5 de septiembre, en la residencia de vacaciones, Castel Gandolfo. Entre otras cosas porque la actividad del Papa en esta residencia nada tiene que ver con unas vacaciones. Por lo demás, es la primera vez en la que la Prensa no tiene acceso a una audiencia de este tipo, y al tratarse de una audiencia privada, el Vaticano no ha tenido necesidad de emitir nota alguna.
La razón de la tardanza, y del desplante vaticano es la celeridad, casi entusiasmante, con la que Juan Carlos I se apresuró a firmar la reforma del Código Civil que permite el matrimonio homosexual en España. El monarca ni tan siquiera esperó los 15 días que le permite la Constitución para sancionar el texto.
Desde Zarzuela se ha hecho especial hincapié en que los Reyes han conseguido que Benedicto XVI acuda a la Jornada de la Familia, que se celebrará en Valencia en agosto de 2007, aunque aún no ha comprometido la visita. Curioso, dado que El Vaticano ya ha dicho, una y otra vez que, salvo problema de agenda, el pontífice presidirá la ronda valenciana. Por lo demás, nunca se habían visto tantas declaraciones de los Reyes antes de una audiencia papal. El monarca incluso aseguró que se habían hablado con el Papa de la Familia presente y futura, aunque no especificó si considera que se trata de dos familias ni lo que le comunicó el Pontífice al respecto.