El aborto se ha extendido por el mundo y en estos momentos el mercado de la muerte tiene por objetivo principal Hispanoamérica. Sin embargo, al mismo tiempo, la doctrina sobre el aborto se va clarificando en todo el mundo. Los obispos mexicanos recuerdan la doctrina, cada vez más masticada, de que desde el momento de la fecundación existe un individuo genéticamente diferenciado de padre y madre y que el primer derecho humano es a vivir… desde la concepción hasta la muerte natural. Dicen los obispos mexicanos y recoge la agencia Zenit que el embrión es sujeto de derechos: "El embrión humano, desde la fecundación goza de las características orgánicas que lo permiten reconocer como persona, es decir, como auténtico sujeto de derechos. Por ello, es que la vida humana naciente debe ser protegida desde la fecundación por todo Estado que pretenda ser auténtico Estado de Derecho".
El problema con el que se encuentran los mercaderes de la muerte es que la ciencia está negando todos sus planeamientos. Cada vez está más claro que, desde el momento mismo de la concepción, existe un nuevo ser humano. Esto destroza todo el negocio de la masacre de embriones que, al albur de leyes nazis como la española (primero la del PP con Ana Pastor, elevada hasta la náusea por la ministra de Sanidad de zapatero, Elena Salgado). Y también destroza los argumentos absurdos para justificar la matanza de embriones –seres- humanos, que en líneas generales pueden reducirse a dos:
1. La vida humana comienza en el décimo cuarto. ¿Por qué no en el décimo tercero o en el décimo quinto? Nadie lo sabe. Pero esos 14 días son vitales para "cosificar" a la persona más inocente más indefensa y para que los científicos Bernat Soria los metan en frigoríficos y los utilicen como cobayas.
2. La vida humana no comienza con la fecundación sino con la implantación en el útero femenino. El objetivo es el mismo: cosificar al embrión humano y utilizarlo como cobayas de laboratorio a costa de reducir en pocos días su consideración de persona, sujeto de derechos. Ahora bien, ¿acaso cambia nuestra esencia cuando nos movemos de un lado a otro?
Está claro que la ciencia está evidenciando las mentiras de la política de la muerte. Por ahora, aún queda tiempo para que se produzca el feliz momento en que la gente se lleve las manos a la cabeza pensando en la actual era abortista, cuyo comienzo se fecha en 1973, pero la menos, las mentiras del lobby abortista ya no se las cree nadie. De hecho, la batalla dialéctica ya está ganada, para terminar con el aborto ahora hace falta superar la inercia y la comodidad de la mayoría.
Eulogio López