No se matan moscas a cañonazos ni se implanta la libertad con misiles. La guerra moral es siempre guerra defensiva, nunca preventiva. Dicho de otra forma: el tremendo error de la guerra de Iraq provocará el suspenso para la historia de un presidente de los Estados Unidos como George Bush que, en verdad cree en la libertad. Los líderes europeos no suspenderán la oposición. Sencillamente no se presentan al examen. Con algunas excepciones, los políticos europeos sólo tratan de sobrevivir, es decir, que están muertos. Lo suyo no es cambiar el mundo, sólo permanecer en el cargo.
Mientras Madrid o Bruselas apoyan cobardonamente a la mayor tiranía del mundo, a China, y con ello desesperan a los oprimidos chinos, George Bush habla de derecho natural en el sudeste asiático y ya en Pekín, con valentía y coraje, denuncia la falta de libertad de expresión y la necesidad de luchar por ella, porque "todo hombre tiene derecho a decir lo que piensa y defender lo que cree". Sólo le faltó animar a la rebelión, pero no dejó de aprovechar la convocatoria de los Juegos Olímpicos para predicar libertad en la mayor dictadura del mundo. Aquí ha mostrado mucho más coraje que en Iraq. Ahora sí merece el mayor de los aplausos. Y no se trata sólo del Tibet, se trata de la libertad que portan, por derecho natural, todos los miembros de la raza humana.
Bush será un "pato cojo" que el 1 de enero deberá abandonar la Casa Blanca, pero está aprovechando hasta el último minuto. Y esta vez, utilizando el arma de construcción masiva más importante de todas: la palabra. ¡Bien por Bush!
Pekín, a la defensiva, se ha visto obligado a recurrir a la memez de los "asuntos internos". De internos, nada, que nada humano es ajeno al ser humano, y que hace tiempo que la injerencia por la libertad constituye el sillar del derecho internacional.
¿Qué pensará ahora nuestro Zapatero cuando escucha al ministro de Asuntos Exteriores chino decir que su mejor amigo en la cobarde Europa es el Gobierno español? ¿Sentirá un poco de vergüenza? ¿Piensa alguna vez? ¿Siente vergüenza de vez en cuando?
Si él no la tiene, yo sí: como español siento vergüenza de un Gobierno cobarde como el de ZP. Como europeo, con alguna excepción, lo mismo. Mientras Bush, en territorio enemigo, enseñaba libertad, la vicepresidenta del Comité Olímpico Español (COE), Teresa Zabell, ligada al PP, volvía a advertir a los atletas españoles que lo mejor es el silencio, a ver si hay algún valiente, Gasol o Nadal, por ejemplo, que se atrevan a pedir libertad para los chinos. Desde luego SAR Felipe de Borbón no lo hará. El ministro de Industria, Miguel Sebastián, allí presente, me temo que tampoco.
Eulogio López