Algunas mujeres han llegado a señalar en el proceso de separación o divorcio que ya no quieren a su marido porque ya tienen lo que esperaban de él: un hijo. "Hijos sí, maridos no", decían las feministas en la República. Sea. Por obra y gracia de ese gran "creativo" de nombre John de Mol.
¿Qué pensarían las mujeres si hubiese un programa que dijese algo así como "Quiero sexo contigo... y nada más"? Seguramente las feministas saldrían a protestar enérgicamente ante semejante cosificación de la mujer. En cambio, cosificar al hombre está permitido. Al fin y al cabo, ¿para qué más sirven los hombres? La convivencia quebrada, la familia disuelta y la sociedad descompuesta. Gracias John.
Pero atentos al primer programa. En él aparecen dos mujeres. Una de ellas, Yessica, una holandesa de 30 años, afirma ante las cámaras que tiene miedo de tener una menopausia a los 35 años como su abuela. El famoso reloj. Tic-tac. Inmediatamente su madre aparece tiernamente destacando el afecto que su hija Yessica tiene con los niños y sus dotes de madre. Sentimentalismo barato para consumo del gran público. Porque, ¿cómo puede considerarse a una mujer buena madre si no aspira a que pueda disfrutar también de un padre en su educación? Pero esta sociedad audiovisual está idiotizada por los tubos catódicos. Los clínex se consumen más que las neuronas y la pobre Yessica tiene sus dotes de madre. ¿Por qué frustrar a esta madre en potencia?
Pero la cosa no termina aquí. También estaban en el primer programa Kristel, una homosexual belga que vive junto a su compañera Emmelyn. Kristel no quiere un semen anónimo, sino seleccionado. Los hijos como producto de consumo. En concreto, Kristel quiere que su hijo tenga ojos marrones. Caprichos lésbicos. Muy aleccionador
El "esperma show" ha generado un enorme debate en la sociedad holandesa. Un diputado demócrata-cristiano ha anunciado incluso que llevará este asunto al Parlamento. Y es que una cosa es entretener y otra muy distinta producir zafiedad destruyendo los valores que nos convierten en sociedad. Por cierto, esta joyita es a la que Villalonga le soltó una pasta por la compra de Endemol. Una fábrica de sueños y creatividad, como se ve. No me extraña que desde entonces el "Mago" Juanito pasara a llamarse "Chiquito". Por aquello de En-de-mól!!!
Luis Losada Pescador