A las 20.00 horas del jueves 15 de noviembre, la ministra de Medio Ambiente del Gobierno Zapatero, doña Cristina Narbona, se quedará a oscuras. No, no lleva toda la legislatura en tal Estado mental -como estabas pensando tú, pedazo de fascista-, digo que apagará la luz de su despacho, y me imagino que la calefacción -o sea, la de todo el Ministerio, ubicado en el Paseo de la Castellana- en solidaridad con un grupo de ecologistas, a fin de salvar la vida del planeta tierra, de Gaia, una -femenina, claro- paciente que lo está pasando fatal, como muy bien nos recuerda, cada día, Al Gore, que no es un mafioso dedicado a la destilación ilegal de espirituosos, sino el ex vicepresidente de los Estados Unidos de América del Norte.

Nunca me ha quedado claro si con estas tomas de postura, tan comprometidas y trasgresoras, los verdes tratan de reducir el consumo de energía, la factura de la luz, detener el cambio climático o simplemente fastidiar al prójimo, porque ni el verde radical podrá negarme que todas las propuestas eco resultan un tanto sádicas. Por ejemplo, si uno quiere luchar contra el calentamiento global, lo lógico sería reducir a cero todas las formas de producir energía y quedarnos con la nuclear, que es la que no calienta el planeta lo que se dice nada, así como la que ofrece la luz más barata a los pobres. Más que nada para que no ocurra lo de Iberdrola, una de las eléctricas más atómicas de España a que el Gobierno ZP no permite abrir nuevos reactores nucleares… por lo que se ha ido a montarlos en Rumanía, mientras que aquí continúa instalando lo que le dejan: molinillos.  

Es lo que ocurre cuando el porvenir de la tierra se convierte en una religión: que vale la inmolación. Así que los ecologistas lo tienen claro: que se mueran todos los humanos en pro de la madre tierra, Gaia, como creo haber dicho antes.

Todo camina en esa dirección bajo la armónica batuta de Zapatero. El PSOE acaba de contratar a la flor y nata del progresismo del mundo mundial para ayudarle a tejer su programa electoral. Entre ellas, a la subsahariana -incluso de tez negra- Wangari Maathay, una convencida de que la salvación del mundo pasa por la supervivencia de los árboles y de las mujeres -no por ese orden, claro-, por lo que ha creado el Cinturón Verde, o mujeres que plantan árboles. Lo cual es bello e instructivo, por lo que le cuenta con un Nóbel. Maathay también es partidaria de otras cosillas, que en general podemos resumir de la siguiente manera: el mundo iría mucho mejor si los varones no existiéramos. Por ahora no ha propuesto eliminarnos, quizás porque la tesis sólo esa implícita, para el sueño de doña Wangari está claro: a la sociedad de las amazonas y de los bancos esperma. Mientras tanto, un verde andalusí saluda de esta guisa al nuevo fichaje del PSOE: "Admirable Wangari Maathay. Gracias por tu magisterio que engendra paz, trabajo y naturaleza: tres fines que la humanidad debe perseguir con ahínco. Los árboles, cuando son millones, disimulan las vergüenzas del mundo y permiten ver el bosque". ¿No es hermoso, a fuerza de profundo?

Que sí, que estamos ante un nuevo credo, de corte panteísta, cuyo primer mandamiento podría enunciarse así: Todo por GAIA, incluido el ser humano, especialmente el de género masculino. Es una religión muy progresista, que tiene por catecismo la Carta de la Tierra y reza justo lo contrario que el Cristianismo. Mientras éste habla de "henchid la tierra y sometedla", los eco-progres pretenden que nos sometamos a la tal madre tierra. Leonardo Boff, un teólogo como la copa de un pino, ustedes saben, ha conseguido, por fin, convertirse en Papa, Papa del nuevo credo, que nos explica a los profanos con esta hermosa encíclica: "Como especie formamos una humanidad única y somos parte de la Tierra. Somos la propia Tierra que, en un momento de su evolución, ha comenzado a sentir, a pensar y a amar". ¿A qué no sabían ustedes que Gaia siente, padece y ama. Pues a partir de ahora, nada de bromas: sepan que cada vez que dan un paso, están pisando, deformando y humillando, a un ser que siente, piensa y ama. Palabra de Leonardo. Si persisten en su lamentable actitud de herir los sentimientos de Gaia, se encontraran con la venganza del planeta. Qué se yo: una volcán en erupción, terremotos, calentones planetarios o un discurso de Al Gore.  

No se tomen a broma el nuevo credo. Noticias Globales, sin duda la página que más sabe acerca de la nueva fe, nos informa de cómo cunde en la España zapateril el culto a Gaia. Así, por ejemplo, la Fundación Valores -nada que ver con la Bolsa- nos prepara para los próximos días un menú de Gaiasismo que no se lo salta un gitano. Estoy seguro que Narbona se dejará caer por allí. Eso sí, el seminario se realizará a oscuras, sin micrófonos, sin calefacción y sin consumir cualquier sustancia animal. Pasarán hambre y frío y se darán algún que otro golpe contra las esquinas por falta de luz, pero ofrecerán todos esos contratiempos por Gaia. ¡Bendita sea!  

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com