No confundamos la Janucá, o fiesta de las lámparas con el fin de año judío aunque puedan coincidir en el tiempo. La Jacuná conmemora la edicación del Templo de Jerusalén tras la profanación de Antíoco IV Epífanes -sí precisamente el de 'la Abominación de la desolación', hoy tan moda en el Occidente cristiano- en el siglo II antes de Cristo. 

Por esta razón, en una playa de Sidney se había congregado muchos judíos australianos cuando dos atacantes, el padre de 50 años y el hijo de 24, comenzaron a disparar contra los asistentes. Por el momento, el balance habla de que mataron a 15 personas e hirieron a más de 40 de todas las edades. 

No hace falta que se trate de un grupo islámico organizado pero está claro que su objetivo era matar hebreos. Es decir, que el antisemitismo va a más en el mundo. Ahora ha resucitado en Australia, el bastión occidental en Asia, porque se considera, y en parte con razón, que el judaísmo es el inicio del Cristianismo, raíz de Occidente... y que hay que acabar con esas raíces.

Lo más curioso: la condena occidental del atentado de ayer ha sido inmediata, ciertamente. Ahora bien, hasta el momento está resultando un tanto fría, se supone que por la guerra de Gaza. 

Por tanto, hay que insistir en las dos matices que exige la espantosa invasión de Gaza: fue provocada por los propios palestinos, tras una de los más brutales atentados terroristas de la historia y, además, acelerado y aumentado por la habitual táctica del terrorismo islámico, por ejemplo el de Hamas, de asesinar primero y luego refugiarse tras sus mujeres y niños, utilizados como escudos y condenados, por sus propios padres, a morir. 

En todo caso, el problema del antisemitismo es que siempre resulta el preludio de una guerra global. Si no, recuerden la subida al poder de Hitler como prólogo a la II Guerra Mundial

Gaza no es tan terrible como otras guerras que a nadie parecen importar, como Sudán del Sur. Tampoco es una persecución sangrienta como la que sufren los cristianos en Nigeria, pero lo único que importa en las cancillerías europeas de ahora mismo es Gaza. 

En el resto de conflictos, la mayor parte de las víctimas son cristianas... y al Occidente cristiano le importan bien poco las víctimas cristianas.

En todo caso, el problema del antisemitismo es que siempre resulta el preludio de una guerra global. Si no, recuerden la subida al poder de Hitler como prólogo a la II Guerra Mundial.