Inspirado en un artículo publicado en la revista Esquire, que narraba las experiencias de un periodista llamado Scott Anderson en la Bosnia del año 2000, La sombra del cazador recrea -de manera ficticia- el empeño de un periodista veterano que, cinco años después del final de la guerra de los Balcanes, se empecina en descubrir el paradero de El Zorro, el criminal de Guerra más buscado. En esta loca aventura liará a su antiguo cámara, Duck, y a un joven e inexperto periodista, Benjamín: si consiguen su objetivo puede ser la exclusiva de sus vidas, el único problema es que desconocen si vivirán para contarlo…
Nadie negará que es muy arriesgado abordar con humor negro un asunto tan doloroso cómo las secuelas que dejó una guerra fratricida como la ocurrida en Bosnia. Pero esta inclasificable película (con elementos de thriller, comedia negra y road movie) demuestra que si se hace con suficiente talento merece la pena. De tal forma que La sombra del cazador tiene como telón de fondo a un país que intenta reponerse del trauma de un conflicto sangriento pero que, desgraciadamente, todavía alberga a ciudadanos que son defensores de lo que provocó la tragedia: el odio entre etnias religiosas…
La sangre del cazador además de denunciar que todavía hay asesinos de guerra que siguen en libertad y no han sido juzgados resulta, desde el punto de vista periodístico, una propuesta interesante porque muestra claramente la soledad a la que se ven abocados aquellos profesionales de la información que, por encima de intereses empresariales, quieren contar la verdad (aunque en este relato sean los políticos que nadie se engañe es, desde los poderes económicos, donde se ejerce más presión sobre los medios de comunicación)…
A pesar de un desarrollo extravagante en algunos momentos, La sombra del cazador es una película válida de contenido y desde luego muy entretenida.
Para: Los que les gusten las historias periodísticas algo pasadas "de rosca"