Impera lo políticamente correcto, especialmente en el Partido Popular y en una de sus figuras emergentes, Esperanza Aguirre. El martes 13 de junio tenían lugar en Madrid las pruebas de acceso a la Universidad Española, más conocidas como la Selectividad. Lo previsto era que los alumnos comentaran dos textos históricos. Los vicerrectores del distrito madrileño habían optado por el Mensaje de la Corona al país con motivo de la muerte del general Franco. En ella el actual rey de España decía entre otras cosas: Una figura excepcional entra en la Historia. El nombre de Francisco Franco será ya un jalón del acontecer español y un hito al que será imposible dejar de referirse para entender la clave de nuestra vida contemporánea. Pero esto no resultaba políticamente correcto. Por ello alguien, y ese alguien no puede ser otro que la mismísima Esperanza Aguirre o miembros muy destacados de su Gobierno, decidió ir a por la otra opción y sustituir el ditirambo de Franco por la Proclamación de los Generales de la Revolución de 1868, que supuso el destronamiento de Isabel II y que es conocida como el Manifiesto de Topete.
Y es que es mucho más centrorreformista el texto que provocaría el Sexenio Revolucionario, y la ulterior llegada de la I República, que el imprescindible elogio del Rey que trajo la democracia hacia quien, nos guste o no, le había colocado en el Trono y cuyo cadáver aún estaba caliente.
Así que los aspirantes a universitarios en lugar de comentar el texto de la Corona sobre Franco y, como alternativa, el bando del alcalde de Móstoles llamando a la lucha de los españoles contra el agresor francés, se han encontrado con la renuncia de Alfonso XIII y la proclamación de los Generales de la revolución de 1868. ¡Y que viva la III República!
¿Que cómo se hace esto? Pues muy sencillo : a golpe de teléfono, inmediatamente antes del examen, se ordenó a todos los presidentes de todos los tribunales madrileños cambiar los textos oficiales previstos por otros de reserva.