La historia de las relaciones entre Turquía y la Unión Europea nunca ha sido de pertenencia, sino de conflicto. Por eso, la plataforma ciudadana www.votano.org propone que la entrada de Turquía a la UE sea sometida a referéndum aprovechando la consulta popular prevista para el próximo 20 de febrero. La campaña coincide con la lanzada recientemente por la ONG francesa Liberté Politique en la que participa activamente la eurodiputada gala Elisabeth Montfort.
El padre de la Constitución Europea, Giscard d´Estaign, ya manifestó hace algunos años que la entrada de Turquía en la Unión Europea supondría el fin del proyecto europeísta. Además, las ONGs defensoras de los derechos humanos han denunciado en los últimos días la situación de los derechos de la mujer en Turquía. No obstante, el ministro de Asuntos Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, señaló el pasado 1 de mayo que España es favorable a la entrada de Turquía. Su predecesora en el cargo, Ana Palacio, se hizo famosa con aquello de Europa no es un club cristiano.
Sobre todo, porque no es un club, sino una comunidad política. ¿Cuál es la columna vertebral de los valores que componen esa civilización que aspira a convertirse en comunidad política? La respuesta resulta fundamental. Y la ausencia de las raíces cristianas en el Preámbulo del tratado constitucional da algunas pistas sobre la respuesta que comienza a imponerse.