En la mañana de este miércoles se celebraba en un céntrico hotel madrileño un desayuno de trabajo organizado por Europa Press. Bueno, en realidad, más que informativo, se trataba de un desayuno propagandístico a mayor gloria de Gallardón y de Madrid 2016. Sabemos que queremos hacer y cómo, ahora tenemos que tener capacidad para explicar fuera el por qué, explica un críptico Gallardón.
Vamos, que si es necesario hacer filosofía y envolver el regalo, se hace filosofía y se envuelve la cosa. Lo importante es apuntarse el tanto y poder vender políticamente el éxito. En su opinión 2012 ha sido muy importante para coger carrerilla. Y 2016 es una fecha adecuada, porque según sus cálculos, supera con éxito el Mundial de 2010, sería muy difícil que le negaran el Madrid 2020.
Por otra parte el alcalde de Madrid se muestra muy esperanzado tras la conocida renuncia de Londres, París y Roma. Roma habría sido un rival muy duro porque su entusiasmo y su capacidad de trabajo es inmensa. Además, habrá alguna ciudad norteamericana, alguna latinoamericana, Tokio y alguna europea más pensando en el 2020. En resumen, Gallardón cree que Madrid tiene posibilidades.
¿Quién liderará?, le pregunta el moderador con cierta mala leche. El pueblo de Madrid responde el alcalde con las tablas de los años. ¿Pero quien dirigirá la Oficina Olímpica? Gallardón no contesta pero sí informa que será Cibeles el lugar de ubicación de la oficina, mucho más céntrico y visible que el chalet de Aravaca que albergara la oficina de Madrid 2012.
Más anécdotas. Tras negarse a señalar si Madrid será más seguro tras la paz de Zapatero, Gallardón termina respondiendo que su posición es la misma que la que está defendiendo el Partido Popular. Por otra parte, las relaciones entre Gallardón y Esperanza Aguirre no terminan de ser excelentes. La presidenta de la Comunidad de Madrid abandonó el salón tras finalizar el discurso del alcalde sin esperar al turno de preguntas ni al saludo posterior que habría sido obligatorio.