Sr. Director:
Sólo a través de la confianza recíproca es posible comprender que la libertad religiosa, expresión suprema de la libertad personal, no es una amenaza, como tampoco una fuente de conflictos.
Ni el hombre puede ser obligado a actuar contra su conciencia, ni se le puede impedir que actúe conforme a ella. Éste es el anverso y el reverso de una moneda cuyo valor real no sólo desconocen los integrismos religiosos, sino también los integrismos ideológicos que, como sucede en algunas latitudes de la vieja Europa, desprecian la dimensión comunitaria de las convicciones religiosas, al tiempo que niegan la contribución positiva de la Libertad Religiosa al bien común de los pueblos.
Jesús Domingo Martínez
jdmbanyos115@gmail.com