No me extraña que se hayan denunciado ante el Fiscal General, los insultos y blasfemias de la manifestación del Orgullo Gay.
He contemplado estupefacta en Internet, las imágenes de esa manifestación, en cuya cabecera aparecían, además del venezolano Pedro Zerolo, concejal socialista e impulsor del movimiento homosexualista en España, importantes figuras del Gobierno junto a su socio comunista Llamazares. Más que una manifestación en favor de gays (vocablo inglés en sustitución del castellano, que tiene para los españoles connotaciones negativas acumuladas por los siglos), aquello parecía una manifestación rastrera contra la Iglesia y su jerarquía, incluido el Papa. Como católica, me siento ofendida, y no dudo de que muchos más comparten mis sentimientos (nuestro pueblo es de mayoría católica, guste o no a algunos); como ciudadana, me molesta que esa ordinariez y falta de respeto sean consentidas por la autoridad, y estoy segura de que lo mismo le sucede a cualquier ciudadano de buen gusto, sea católico, de otra religión o de ninguna.
¿Saben qué evocaron en mí esas pancartas y disfraces? Las burlas e insultos contra la Iglesia que precedieron a la guerra civil y que con detalle oí relatar a mis mayores. Ello ocurría ante la pasividad del Gobierno republicano, de lo que se quejó el escritor don Miguel de Unamuno, Rector entonces de la Universidad de Salamanca. Ahora son representantes mismos del Gobierno, los que han amparado el odio manifestado en ese carnaval grosero contra los que disienten de su opinión.
¡Qué triste que quienes en razón de su cargo deberían velar por la concordia entre los españoles, aticen el rencor y el insulto con el visto bueno de su presencia. Estas cosas no las habíamos visto en nuestra democracia con ningún gobierno. A Adolfo Suárez, lo condecoraron acertadamente con el Príncipe de Asturias de la Concordia, y la misma senda siguieron los gobiernos siguientes. ¿No nos hemos parado a pensar, que atizar imprudentemente el odio, es promover la división y desatar la violencia?
Josefa Romo Garlito