Sr. Director:
He leído diversas opiniones sobre el aborto de las personas por nacer y quiero hacer al respecto una reflexión: Hay un antiguo y sabio principio que dice "no quieras para otro lo que no quieres para ti".
Entonces, hay que preguntarse: Si no quieres para ti ser abortado, ¿por qué lo quieres para otro, que, muchas veces, es tu hijo? Al fin y al cabo, si tú estás, es porque tus padres, que fueron generosos contigo, no te abortaron. Por lo menos, mantén la misma generosidad, aunque fuere por reciprocidad de trato. De lo contrario, serías incoherente.
Tomás Catapano
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