En vísperas de elecciones, el arzobispo de La Plata asegura que "cuando quien mata es el Gobierno, muere la democracia"
Los jueces se pronunciaron en el caso Paraná y perdió el más débil. A pesar de la objeción de conciencia de los médicos del hospital de Paraná, la joven fue llevada a otro hospital en la ciudad de Mar del Plata, donde se ejecutó el abortó.
A través de un comunicado oficial de la Secretaría de Familia, la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), ha acusado de prevaricadores a los jueces que dieron vía libre al aborto en el caso Paraná. En consecuencia, la CEA pide la destitución de los jueces de la Corte Suprema de Entre Ríos. Como telón de fondo, unas elecciones presidenciales que el 28 de octubre prometen entronizar a otro miembro de la dinastía: la esposa de Néstor Kirchner, Cristina Fernández de Kirchner. Y los Kirchner se juegan su imagen de buenos progres con noticias como esta.
Pero la injusticia en estas situaciones es doble, como recuerda la CEA. En el caso de Rosa, la niña nicaragüense de diez años violada en 2003, el acusado salió libre, ya que con el aborto se eliminó la prueba de la violación. La historia sobre Rosa y el caso Paraná quedan recogidos a través de Notivida en la propia nota de los obispos argentinos.
Por su parte, el Arzobispo de La Plata, Héctor Aguer, ha emitido un comunicado cuyo título anticipa la dureza del texto: La sombra de Herodes, recogido también por Notivida. Monseñor Aguer pone el dedo en la llaga cuando señala que son los prejuicios ideológicos contra el cristianismo los que impulsan a la cultura de la muerte, ya que la evidencia científica muestra que podemos hablar de "niño" desde el momento de la concepción, y así lo fija la Convención de los Derechos del Niño.