- El Papa saliente vuelve a incidir en la misma idea: "Cristo sigue caminando a través de los tiempos en todos los lugares".
- Y en que la Iglesia "es un cuerpo vivo, animado por el Espíritu Santo, y vive de la fuerza de Dios".
- Ha deseado que el Colegio de Cardenales "sea como una orquesta donde las diversidades de la Iglesia Universal confluyan siempre con la armonía superior y acorde".
- Se despide así un Papa bueno, sencillo y santo.
Una vez más, Benedicto XVI (en la imagen) se ha mostrado como es, un hombre sencillo, pero firme y con las ideas claras. Tanto es así que ha marcado la historia de la Iglesia con su renuncia, en un acto de clara libertad de espíritu, a la vez que un acto responsable y consciente.
Lo más destacado que le ha dicho a los cardenales es: "Antes de saludaros personalmente deseo deciros que seguiré estando cerca con la oración, especialmente en los próximos días, para que estéis totalmente iluminados por el Espíritu Santo en la elección del nuevo Papa. Que el Señor os muestre lo que Él desea". "Entre vosotros está el futuro Papa al que desde hoy ya le prometo reverencia y obediencia incondicionales".
La humildad de Benedicto XVI, en contraste con las actitudes de muchos gobernantes, salta a la vista. Pero más cosas les ha dicho a los cardenales en su despedida: "Para mí ha sido una alegría caminar con vosotros en estos años bajo la luz y la presencia del Señor. Como dije ayer, vuestra proximidad y vuestro consejo han sido para mí una gran ayuda en mi ministerio".
"En estos 8 años hemos vivido con fe momentos de luz radiante en la vida de la Iglesia junto con momentos en los que alguna nube ha aparecido en el cielo. Hemos tratado de servir a Cristo y a su Iglesia con amor profundo y total. Hemos de dar gracias al Señor que nos ha hecho crecer en la comunión y también pedirle que nos ayude a seguir creciendo con esta unidad profunda, de modo que el colegio de cardenales sea como una orquesta donde las diversidades de la Iglesia universal concurran siempre a una armonía superior y acorde", ha explicado el Santo Padre.
Y ha vuelto a incidir en que la Iglesia "es un cuerpo vivo, animado por el Espíritu Santo, y vive de la fuerza de Dios. Está en el mundo, pero no es del mundo. Es de Dios y de Cristo y del Espíritu Santo. Por eso, también es verdadera". "Cristo sigue caminando a través de los tiempos en todos los lugares". "Permanezcamos unidos en este misterio, en la oración, especialmente en la Eucaristía cotidiana, y así serviremos a la Iglesia y a toda la humanidad. Esa es nuestra alegría que nadie nos puede quitar".
Tras su discurso, el Pontífice se ha despedido uno por uno de todos los cardenales presentes. Estos, por su parte -por boca del decano del Colegio Cardenalicio, Angelo Sodano- le han expresado su "gratitud" a Benedicto XVI por sus ocho años de pontificado, que concluyen hoy, y por el "ejemplo" que les ha dado en este tiempo.
Como se sabe, esta tarde, tras el almuerzo, Benedicto XVI abandonará el Palacio Pontificio del Vaticano y se trasladará a la villa Pontificia de Castel Gandolfo, a una treintena de kilómetros al sur de Roma, donde se alojará hasta que estén acabadas las obras de restauración del convento de monjas de clausura existente dentro del Vaticano, donde vivirá.
Será despedido en el Patio de San Dámaso por un piquete de la Guardia Suiza y en un automóvil, acompañado del Secretario de Estado, el cardenal Bertone, se trasladará al helipuerto del pequeño estado, levantado en un lateral de los Jardines Vaticanos.
En el momento en el que el helicóptero emprenda el vuelo sonarán todas las campanas de las iglesias de Roma, la diócesis de Benedicto XVI y lo mismo harán las campanas de Castel Gandolfo cuando aterrice el aparato.
Se despedirá así Benedicto XVI, un Papa bueno y santo, que tanto bien ha hecho a la Iglesia con su fortaleza y decisiones, no siempre fáciles. Pero como dijo ayer, deja la barca de la Iglesia en manos de su esposo: Jesucristo. Y Él no dejará que se hunda.
José Ángel Gutiérrez
joseangel@hispanidad.com