Pide una reforma financiera y otra laboral pero añade la reforma energética y la educativa. Y, por supuesto, aplaude la creación de un oligopolio bancario.
Junta General de Accionistas del Santander, celebrada en la capital cántabra durante la mañana del vienes. Por si alguien no lo tenía claro, Emilio Botín escenifica su apoyo al Gobierno Zapatero. En primer lugar, aplaude las medidas de ajuste, aunque deja claro ante sus accionistas que a la reforma laboral hay que unir la reforma financiera y aún la educativa y la energética. No aclara qué entiendes por éstas dos últimas. La educativa es previsible: más exigencia docente; la segunda no tanto, aunque se supone que habla de energía barata, lo que cual equivaldría a energía nuclear. Ahora bien, Botín debería concretar.
Tampoco está claro lo que Botín entiende por reforma laboral. Lo que sí ha especificado es a qué se refiere cuando habla de reforma financiera. Algunos incluso pensamos que se trata de una reforma absolutamente innecesaria y nociva pero Botín habla de bancos grandes como algo muy deseable, aunque, faltaría más, sin pasarse en la exigencia de recursos financieros. En su discurso, Botín ha aprobado las fusiones de cajas de ahorros, una forma de aplaudir la fusión Caja Madrid-Bancaja.
Lógico que Botín quiera bancos grandes. Lo que quiere todo magnate es el oligopolio, en este caso el oligopolio bancario. Y encima se hará con dinero público (no para el Santander, ciertamente) pero sí para bancos y cajas en fusión. Una reforma costosísima para el erario público y absolutamente necesaria, pero el oligopolista siempre quiere oligopolio. En este caso, oligopolio bancario.
En este sentido, es llamativo que Botín aplauda, como salida la crisis, la excelente acogida de la última subasta de deuda pública española. Esa es la cuestión: que lo bueno para terminar con la especulación no consiste en que la deuda española se coloque bien: consistiría en que España no decidiera seguir emitiendo deuda.
En cualquier caso, Botín refuerza su alianza con el Gobierno Zapatero, aplaude sus reformas e incluso presiona al presidente del Partido Popular para que llegue a un pacto político a la portuguesa.
Detalles de apoyo al Gobierno por parte del Santander son también el caso Marsans -ahora toca a su fin- y el aplauso a las fusiones de cajas, especialmente la de Caja Madrid con Bancaja y el Decreto del Ejecutivo Zapatero que favorece a Banif Inmobiliario.
Por lo demás, los buenos resultados del Banco Santander en 2009 avalan que la reforma financiera de bancos y cajas españoles era absolutamente innecesaria. Sin embargo, puede costarnos hasta 90.000 millones de euros.
Eulogio López
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