Sr. Director:

Ha sido noticia, en todos los medios de comunicación, la universidad española, pero no por su calidad docente, sino todo lo contrario, la más considerada de las treinta y tres que hay en nuestra patria, es la Autónoma de Madrid, la cual ocupa el puesto sesenta internacionalmente, las hay en el centésimo lugar. Las veintidós primeras son dieciocho norteamericanas, dos inglesas y dos japonesas. La vergüenza cultural, puesto que desde el punto de vista económico España es el octavo país desarrollado industriálmente, el P.I.B. o producto interior bruto y vigésimo primero en tanto y cuanto se refiere a nivel de vida, la R.P.C. o renta per capita; continúa con casi el último puesto en la O.C.D.E. u organización de los países desarrollados, en los niveles primario y secundario de enseñanza, es decir, colegios e institutos. Hay tres generaciones, como veremos en el chiste del final, que son: la franquista, la democrática y la de Torrente (Santiago Segura no Gonzalo Torrente Ballester).

La degeneración hispánica está clara, las cuatro primeras universidades mundiales, creadas por el cuarto concilio de Letrán, en el año 1.215, eran: París (Francia), Oxford (Inglaterra), Bolonia (Italia) y Salamanca (España). Existieron los precedentes de la escuela de Chartres (Francia), la de Palencia (España) y la de traductores de Toledo (España), creada por Alfonso X el Sabio, en el siglo XII. La universidad de Valladolid (España) se crea en el año 1.260. En la centuria XIV existen en Europa las universidades de Avignon (Francia), Orleans (Francia), Montpellier (Francia), Cambridge (Inglaterra), Heidelberg (Alemania), Viena (Austria), Praga (Chekia), Cracovia (Polonia), Nápoles (Italia), Padua (Italia), Modena (Italia), Siena (Italia), Roma (Italia), Coimbra (Italia), Sevilla (España), Alcalá de Henares (España), Huesca (España), Lérida (España), Barcelona (España) y Puigcerdá (España) además de las citadas. Por cierto, la universidad Complutense de Madrid le quitó el título a la de Alcalá de Henares, refundada por el cardenal Ximénez de Cisneros.

Pues bien, hace ocho siglos fuimos los precursores, hace siete uno de los cuatro países más avanzados culturalmente, hace seis tuvimos diez de las veintiocho primeras universidades del planeta, hace cinco y cuatro el siglo de oro, mejor sería hablar de las dos centurias doradas, desde el año 1.499, fecha de la publicación de La celestina o tragicomedia de Calixto y Melibea de Fernando de Rojas, hasta el año 1.680, fecha de la muerte de Pedro Calderón de la Barca. Hace tres siglos empezó nuestra decadencia económica, continuó hace dos y uno, pero remontamos el vuelo, como el ave Fénix que renacía de sus cenizas cada cinco centurias, hace cuarenta años, sin embargo no lo conseguimos en el aspecto cultural.

Pero si nos hemos recuperado económicamente y no culturálmente, tampoco en el ámbito de la moral, somos el número uno de consumidores de cocaína, el segundo del juego, tras Filipinas, el segundo en liposucciones, tras U.S.A., el tercero en el reconocimiento del matrimonio homosexual, tras Canadá y Holanda, de las doscientas naciones que tiene la Tierra. Además somos también el país con más baja natalidad casi del mundo, como escribimos en la revista electrónica Hispanidad, el 22 de Enero de 2.004. También expusimos la degeneración de España, comparando a las gestas de Hernán Cortés en México o Nueva España, Francisco Pizarro en Perú o Nueva Castilla, Vasco Núñez de Balboa en Panamá, Alvar Núñez Cabeza de Vaca en Norteamérica, Juan Sebastián Elcano dando la primera vuelta a la Tierra, Gonzalo Fernández de Córdoba el Gran Capitán en Italia, Alejandro Farnesio en Flandes y Juan de Austria en Lepanto comparados con los jóvenes actuales que no quieren ir a la guerra de Irak.

Indiscutiblemente si comparamos Miguel de Cervantes Saavedra Cortinas manco de Lepanto, Francisco de Quevedo y Villegas comendador de la Torre de Juan Abad y caballero de la orden de Santiago, Félix Lope de Vega y Carpio el Monstruo de la naturaleza y Fénix de los ingenios, soldado en la armada Invencible, Luis de Góngora y Argote, Gabriel Téllez Tirso de Molina, Luis de León, Luis de Granada, Teresa de Jesús o de Cepeda, Juan de la Cruz, Diego Rodríguez de Silva y Velázquez, Bartolomé Esteban Murillo, Francisco de Zurbarán, Alonso Cano etc. por no citar más que a los genios de la literatura y de la pintura, con las peores notas en el bachillerato y en la universidad contemporánea, como hemos expuesto, la idea de la decadencia hispánica queda demostrada.

La universidad, volviendo al tema cultural decadente, frente a la pujanza económica y la degeneración ética, es una fábrica de títulos, sin la menor inquietud intelectual, desde profesores que nunca leen un libro, hasta alumnos cuya única inquietud es tener el título para ganar más dinero y comprarse un coche. Naturalmente siempre hay excepciones que cumplen la regla, desde profesores que no sólo leen sino que escriben libros, por placer, no por requisito (tesis doctoral, memoria de cátedra, etc.);  hasta estudiantes que no sólo estudian las asignaturas correspondientes de su carrera, sino las de otra o idiomas o informática.

Hay un chiste que circula por Internet que ejemplifica lo expuesto, las tres generaciones: tres tipos de colegio poniendo el mismo problema matemátic en tiempos de la oprobiosa dictadura franquista, al principio de la democracia y en la demagogia degenerada actual, la generación de Torrente. 1) Un campesino debe vender sus patatas a diez pesetas, para ganar un veinte por ciento ¿Cuánto le ha costado la producción? 2) Un campesino debe vender sus patatas a diez pesetas, para ganar dos, la producción le ha costado ocho. Define el concepto de patata. 3) Un campesino deve bender sus patatas a ocho céntimos de euro, para ganar dos y le parece poco al esplotador, vurgues y sierbo del himperialismo. ¿Cuántos céntimos tiene el euro? Claro que todavía se puede añadir una cuarta posibilidad, la del futuro inmediato si no hay una regeneración; 4) Un campesino deve bender sus patatas a ocho céntimos de euro, para ganar dos y le parece poco al esplotador, vurgues y sierbo del himperialismo. Define el concepto de campesino. 

Juan Ignacio Hernáiz

ignaciohernaiz@hotmail.com