Sólo la estirpe y el derecho a la existencia son suficientes de congregar a una multitud como la que se concentró en la Plaza de Colón en Madrid, en un reflujo de júbilo. La Iglesia Católica ha vuelto a proporcionar, con esta reunión, un gran beneficio a la causa de la humanidad y es de justicia reconocérselo.
"Todavía impresionado por esos cientos de miles de personas que dan la cara con naturalidad exhibiéndose en familia, creo que la reflexión obligatoria exige preguntarse: si los españoles vivimos mayoritariamente en familia y nos sentimos muy satisfechos de ello, si la inmensa mayoría estamos dispuestos a dar la cara por la familia como vimos enLa solución nos la mostraron con franqueza las familias españolas: contemplemos la calle, a la realidad de la vida de nuestros conciudadanos que es acentuadamente familiar. Defendamos en público lo que valoramos en privado: la familia.
"Sin la familia no hay futuro para el hombre. Por eso hay que afirmar el valor, la belleza y la necesidad de esta institución", afirmó Antonio Cañizares, arzobispo de Toledo.
Clemente Ferrer Roselló
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