El viaje del presidente argentino, Néstor Kirchner, a España ha servido para templar gaitas... pero para poco más. Salvo Repsol YPF, que no está pendiente de las tarifas y que era el anfitrión de Kirchner en España, el resto de empresas de servicio españolas comprometidas en aquel país considera que el viaje no ha servido para nada. Kirchner pidió inversiones españolas en Argentina, pero no está dispuesto a ceder en el lentísimo proceso de revisión de tarifas, que suele empezar a dilucidarse en diciembre del presente año. Mientras no exista esa revisión, la verdad es que empresas como Endesa o Agbar no piensan invertir más.

Al mismo tiempo, Kirchner solicitó que se solucione la situación de 40.000 inmigrantes argentinos que viven en España en situación irregular, los famosos 'sin papeles'. Fue ahí donde Aznar le devolvió la bofetada. Según el presidente español, no habrá un trato preferente para los argentinos presentes en España, y todo el proceso, por el que prometió preocuparse, se realizará "en el respeto a la legalidad y haciendo las cosas con sentidos común". En definitiva, y dada la muy restrictiva legalidad española, que se niega a discriminar positivamente a los inmigrantes hispanos (en contra de lo habitual en Europa, donde, por ejemplo Londres, durante tres décadas, ha facilitado la entrada en Gran Bretaña de los inmigrantes procedentes de sus antiguas colonias), lo cierto es que las palabras de Aznar valen menos que nada, y es una verdadera pena.