Los dos grandes "mandamases" de La Caixa, Isidro Fainé y Antonio Brufau, viajaron a Argentina hace 20 días para "venderle" al presidente Nestor Kirchner la idea de las cajas de ahorro. Entidades financieras sin ánimo de lucro y con posibilidad de ser telecontroladas por el poder político. Exactamente lo que necesita un socialista como Kirchner a quien el capital le produce urticaria.
Los vientos hispanoamericanos son favorables y La Caixa tiene know how que aportar. Pero, obviamente, es de suponer que la conversación no se quedara en las cajas. La Caixa está muy preocupada por el futuro argentino de su filial Aguas de Barcelona. El Senado argentino ha aprobado una ley que obliga a las compañías de servicios públicos a no cortar el servicio en caso de morosidad. La regulación supone la puntilla de unas compañías que ya estaban atravesando una situación difícil en Argentina.
Por el contrario, YPF estaba obteniendo utilidades complementarias debido al precio del crudo que fueron compensadas por los nuevos impuestos a la exportación. Desde luego, la operación de La Caixa sobre Repsol YPF cuenta con el beneplácito del Gobierno argentino, dentro de una negociación más amplia, tanto con La Caixa como con las empresas españolas presentes en la zona.