El nuevo almanaque está compuesto por 25 fotografías de mujeres famosas, que se han colocado ante el objetivo del fotógrafo italiano Mario Sorrenti.
El calendario está protagonizado por Kate Moss, Milla Jovovich, Natasha Poli. Edita Vilkeviciute y Margareth Madé, entre otras. Los paisajes de la isla de Córcega han sido los escenarios preferidos por Sorrenti para fotografiarlas totalmente desnudas.
Así mismo, las actrices Aitana Sánchez-Gijón, Ana Duato, Pastora Vega, Paz Gómez, Silvia Fominaya. La presentadoras de televisión Ivonne Reyes, Ana García Obregón, Belén Esteban, Esther Arroyo, Remedios Cervantes. Las cantantes Alejandra Botto, Marta Sánchez, Rosario Flores, Sabrina Salerno, Silvia Pantoja. Las Modelos Estefanía Luyk, Mar Flores. La bailaora de flamenco Ana Baras. La tonadillera Isabel Pantoja. La vedette Norma Duval. María Jesús Ruiz, Miss España y la atleta María Vasco, se han mostrado en carnes vivas.
También se ha exhibido desnuda, la capitana del equipo de natación Norteamericano de los Juegos Olímpicos de Pekín, Amanda Beard, para apoyar la campaña publicitaria de PETA (Personas por la Ética en el Trato de los Animales). Aún siendo el fin bueno, nunca puede ser justificado por los medios que se emplean: la degradación de la mujer como ser humano. Le acompañan la modelo Joanna Krupa que posa desvestida en la campaña. Pamela Anderson, actriz de más 40 años, también se ha desnudado. La cantante Imogen Bailey también se desviste.
El desnudo de Alicia Silverstone fue prohibido en USA, sin embargo se publicó en la portada de la revista Times. También posan para esta asociación, Sadie Frost y Kim Basinger, totalmente desvestidas.
Ciertos mensajes equívocos están dejando una estela de mal gusto y desencanto. La utilización del sexo en el ámbito publicitario no es otra cosa sino dar al cuerpo una estimación comercial, frente a la valoración de su dignidad que se traduce en una significación trascendente. Además, cuando se maneja como pretexto para reconducir psicológicamente al consumidor hacia un determinado producto, se está haciendo caer al comprador en la sucia trampa de la pornografía.
Movilizar la voluntad pasando por el filtro del sexo, resulta condenable éticamente y es una falta de respeto hacia la persona humana.
"El pudor inventó el vestido para gozar más de la desnudez", afirmó Carlo Dosis.
Clemente Ferrer
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