El centro de reproducción humana asistida celebrará este jueves por la noche una fiesta en Madrid para celebrar la elevada cifra de óvulos que están consiguiendo para sus programas de fertilización artificial. Un festejo obvio: se están forrando gracias a la creciente infertilidad de las parejas
Lo que no cuentan estos ‘altruistas' científicos de la fertilidad es que según publicaba los científicos David Magnus y Mildred Cho de la Universidad de Standford en Science, entre un 0,3 y un 5 a un 10% de las mujeres que se induce la hiperproducción de óvulos experimenta un grave síndrome de hiperestimulación ovárica que en ocasiones les lleva al hospital. Pero lo peor es que esta hiperestimulación puede provocar fallo renal, posible infertilidad en el futuro, e incluso la muerte.
Pero es que además de estas posibles complicaciones médicas, ocurre que el procedimiento es abiertamente inmoral. Bajo la apariencia altruista de ayudar a una pareja infértil, la donante ofrece parte de su carga biológica a un tercero desconocido, de manera que parte de su yo vaga por el mundo sin su conocimiento. Una realidad antinatural, porque la madre necesita conocer de sus hijos y los hijos de sus orígenes.
Supuestamente esta actividad debe realizarse sin ánimo de lucro, como las ETTs. La realidad es que se ha convertido en un supernegocio creciente. Pero para mantener el negocio hace falta "materia prima", así que se han hinchado a colocar carteles pidiendo donantes de óvulos a cambio de una "compensación" de unos 1.200 euros. Especialmente en la universidad, donde las mujeres son jóvenes, presumiblemente sanas y están en el pico de su fertilidad. Además, las universitarias son ‘estudihambres', o sea, que los 1.200 euros pueden ser un importante gancho. Pero no deja de ser una inmoralidad. Por eso, ante las quejas recibidas, ya no se hace pública la ‘compensación' o precio. Además, la Facultad de Medicina de la Complutense ha prohibido la exhibición de esos carteles por tratarse de un peligro sanitario.
Luis Losada Pescador