El Gobierno Rajoy ha reducido en un 20% las subvenciones a partidos políticos, organizaciones patronales y sindicatos.

Pues muy mal: debería habérselas reducido al 100 por 100. Naturalmente ningún partido político, tampoco la CEOE y los sindicatos, han protestado, porque no hay nada como hacer normas a favor de todos los afectados, por muy enfrentados que estén entre sí: es la mejor manera de lograr el ansiado consenso. Y estamos hablando de 1.000 millones de euros. Al año, más de lo que supondrá la subida del IBI.

Miren ustedes, lo lógico es que los partidos políticos, las patronales y las centrales sindicales no reciban un euro del erario público, que se financien con las cuotas de sus afiliados y que reduzcan sus gastos de funcionamiento que han ido creciendo con el tiempo hasta parecer ministerios.

Y si se consideran entidades vertebradoras del Estado, pues entonces que se les aplique el llamado impuesto religioso, que ni es impuesto ni es religioso, pero sí es muy justo porque ofrece libertad al contribuyente. En definitiva, repetir el sistema con el que se financia, sólo en parte, la Iglesia católica, un sistema libre según el cual los contribuyentes dedican parte de sus impuestos, un 0,7%, a financiar a la iglesia católica, a ONG's o al propio Estado.

Y esto es bello e instructivo, porque así los partidos políticos no podrían quejarse del presunto trato de favor a la Iglesia Católica. Si se trata de un favor, que se lo apliquen ellos, que no precisan para recibir sus fondos ninguna aportación libre de los ciudadanos: todo lo que reciben se lo concede el Gobierno... con el dinero de los demás.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com