Sr. Director:

Como usted y muchos lectores han indicado desde que se conoció el contenido de la tristemente famosa asignatura, el sistema político y judicial creado por nuestros gobernantes para favorecerles, y no a los que les pagamos, ha permitido que otra aberración más entre a formar parte de la vida social de este país.

Desconozco si existe algún otro país en el planeta que abuse tanto de la ley para imponer una enseñanza absurda que, según mi humilde opinión, contraviene todos los valores naturales del ser humano, sin ya mencionar los divinos.

Lamentablemente, creo que los culpables son todas aquellas personas que, por error, equivocación, o comodidad, no han hecho nada para impedirlo. Siento pena, y una profunda tristeza, al ver cómo bajamos otro escalón más en el descenso hacia el libertinaje y la corrupción de una sociedad y de una cultura, que tantos siglos les costó formar a nuestros antepasados. De los políticos que han creado o permitido semejante despropósito, y que seguirán enviando a estudiar a sus hijos a centros privados y religiosos donde se imparta esa asignatura con los matices que la decencia y la lógica imponen, ya no tiene sentido hablar, sólo sentir compasión.

Dentro de la mayoría del pueblo español se encuentran los profesores que van a dictarla. Debemos sentir pena porque se están convirtiendo en cómplices de un crimen hacia nuestras generaciones futuras, de muy difícil solución. Creo, sinceramente, que "Educación para la Ciudadanía" es, en su mayor parte, una basura mental, y sólo se puede imponer en las aulas de manera tiránica. Debería servirnos de reflexión a todos, porque son nuestros hijos y nietos los que van a pagar caro nuestro error, y estoy seguro de que nos van a pedir cuentas por ello.

Ángel Garnelo

angelgarnelo@grupoaei.com