El discurso de Imaz en la mañana de este miércoles ha sido más de lo mismo : ambigüedad, equidistancia y cálculo ajustado. Por una parte, el presidente del PNV considera que la paz debe de ir antes que la política (como señaló en su momento Zapatero), porque de otra manera se entendería que se está pagando un precio político. Si ETA pone dificultades es porque no hemos entrado en otro esquema; y el PNV está en ese esquema, tampoco el PSOE.
Sin embargo, como no nos caemos del guindo y es evidente que los etarras vigilarán la política para avanzar hacia la paz, habrá que mirar por el rabillo del ojo el asunto político para avanzar hacia la paz. Conclusión: paz y política van de la mano, ergo se pagará precios e hipotecas.
Más: en cuanto a las mesas de partidos, Imaz sale al paso de quienes critican que se estén formalizando mesas extraparlamentarias poniendo como ejemplo los Pactos de Moncloa, y el Pacto de Ajuria Enea como muestra de que una mesa extraparlamentaria puede generar la confianza y la discreción necesaria. Eso sí, todo deberá de pasar posteriormente al Parlamento, a las Cortes españolas y refrendado por el pueblo.
Además, Imaz ha enviado serios recados a las dos principales fuerzas políticas españolas. Al PP le advierte que si el proceso fracasa, podrían ser los responsables. Al día de hoy el PP es uno de los principales factores del fortalecimiento de ETA. Mucho. Para el PSOE también un par de recados: que verifiquen la voluntad de ETA de dejar las armas, que inicien las conversaciones con la banda de manera decidida y audaz y que den confianza al PP para que se sumen en la dirección y gestión del proceso.
No obstante, deja claro que son más cercanos al PSOE que al PP. También insiste en que hay que salir del regate corto de los intereses partidistas. Además, ¿quién sabe qué beneficia un escenario u otro?. Imaz recuerda que Isaac Rabin insistía en que la paz hace perder votos y la guerra ganarlos. A nosotros nos pronosticaron una debacle electoral tras el fin de la pasada tregua y sacamos los mejores resultados de los últimos 25 años. Conclusión: palo para todos, pero con especial incidencia para el PP.