Faltaba la certificación papal. Sí, la Iglesia ya ha condenado a la Ideología de género pero, como todo lo que surge del Nuevo Orden Mundial (NOM), del universo progre actual, es sinuoso y viscoso. Es difícil combatirlo porque toca demasiados palos en demasiados eslóganes y dice demasiadas cosas; es difícil rebatirlo porque no dice nada. Por ejemplo, la ideología de género se presenta como una defensa de los derechos de la mujer: ¿qué cristiano deja de prestar atención a la defensa de la mujer, aunque sólo sea por caballerosidad (si es sólo por eso, mal cristiano será)? Luego, cuando rascas, caes en la cuenta de las tontunas que oculta.
Pues bien, Benedicto XVI (en la imagen) ha aprovechado las vísperas de Navidad para dejar las cosas claras. Insisto: yo a ese Papa le contrataría en Hispanidad por sus cualidades como titulador, que están fuera de toda duda. Ha enmarcado su discurso en esta frase: La falacia profunda de la ideología de género. Y el 'lead' de la noticia de Benedicto XVI nos explica la almendra de la IdG de forma tan clara como el titular: "Se llega necesariamente a negar al Creador mismo y, con ello, también el hombre, como criatura de Dios, como imagen de Dios, queda finalmente degradado en la esencia de su ser. En la lucha por la familia está en juego el hombre mismo. Y se hace evidente que, cuando se niega a Dios, se disuelve también la dignidad del hombre. Quien defiende a Dios, defiende al hombre".
Y es que la cosa es muy sencilla: la ideología de género lanzada por el Nuevo Orden Mundial (NOM) ha inoculado en muchísimas mujeres actuales, el virus feminista, que es como el machista pero mucho peor, por su condición homicida, especialmente en el aborto. Pero Juan Carlos Sanahuja, desde Noticias Globales, explica las implicaciones de esta peligrosa estupidez contemporánea, explica su significado real.
A quienes predicen la III Guerra Mundial hay que recordarles que ya estamos en una, la más estúpida conflagración de todas: la que enfrenta a hombres y mujeres, al cincuenta por ciento de la humanidad con la otra media. Es decir, al hombre y a la mujer, dos seres tan distintos como complementarios. El Creador sabía lo que hacía: lo que le falta a un sexo lo tiene el otro y viceversa, y une las diferencias en ese compromiso común que llamamos amor, entrega o donación mutua. Pero las feministas se emplean en que uno domine al otro, con el apoyo del Estado, 'of course'. Lo cual plantea fenómenos, muy, muy desagradables... y muy poco navideños.
Y no sólo eso. La ideología de género, además de barbaridades, genera idioteces. Decir que idiotiza a las feministas resultaría una reiteración pero lo malo es que también idiotiza a las no feministas y al paradigma de la tontuna contemporánea: el hombre feminista. Si no lo creen, contemplen a toda una ministra de Ángela Merkel pidiendo que se utilice el género neutro para hablar de Dios: O sea, que, para ser políticamente correctos, ya podemos hablar de "Lo Dios". ¿No está mal, eh?
Eulogio López
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