El propio presidente Zapatero reconocía el viernes que lo prioritario es lograr la recuperación económica. En efecto, sin actividad no hay rentas del trabajo ni beneficios empresariales. No hay bases de gravamen y por tanto, caen los ingresos tributarios. Es lo que ha ocurrido en España. No es que queramos bajar el impuesto sobre Sociedades, es que se nos ha caído, decía con cierto humor Solbes cuando era vicepresidente económico.
Siendo la recuperación lo fundamental, habría que plantearse si una subida de impuestos ayuda o dificulta dicha recuperación. La respuesta es clara: la subida de impuestos dificulta la recuperación. Pero la ideología manda sobre el pragmatismo. Zapatero vendió que bajar impuestos también era de izquierdas. Falso. La evidencia la tenemos delante de nuestros ojos.
Por otra parte, los socios del PSOE exigen gestos que apunten a nueva política fiscal. Y Zapatero necesita el apoyo de NaBai, BNG, ERC e IU para lograr pasar sus presupuestos. Así que toca hacer concesiones. Por eso serán limitadas y temporales. Y entienda Ud. lo que quiera.
Por otra parte, más que incrementar el ingreso, habría que racionalizar el gasto. La Dependencia se ha convertido en un nuevo PER gracias a la descoordinación con los servicios sanitarios. La Sanidad podría ahorrar mucho dinero si se estableciera un copago disuasorio y se sancionara el consumo irracional de consumibles. ¿Por qué todas las enfermeras de hospitales públicos se llevan material a su casa?
Más. La función pública también debe racionalizarse. No tiene sentido que muchos trabajadores estén perdiendo su empleo y ellos reclamen subidas salariales. No es racional que para echar a un funcionario sea necesario casi, casi echar mano del Código Penal. Entre la movilidad del 100% de la administración de los países americanos y el blindaje de España existen términos intermedios. Por otra parte, si los gobiernos profundizaran en la colaboración público-privada en materia educativa nos ahorraríamos mucho dinero y muchos disgustos. Los sindicatos de la educación dominan la legislación laboral, pero se olvidan de priorizar la excelencia educativa.
Y por supuesto, no es posible que las autonomías se lancen a crear canales televisivos y radiofónicos y embajadas por el mundo como si fuéramos ricos riquísimos. Eso no es sostenible. Con todos estos elementos probablemente habríamos eliminado nuestro déficit público. Pero claro, nadie se atreve a colocar el cascabel al gato.
Así que puestos a subir los impuestos a los ricos, Hispanidad ha consultado con expertos fiscales para recabar algunas ideas. Se podría por ejemplo eliminar la fiscalidad de módulos, una especie de mini paraíso fiscal que permite pagar un tanto con independencia de la facturación. ¿Y los restaurantes de lujo? Eso exige mayor control y capacidad de la Agencia Tributaria. Pero resulta necesario si queremos eliminar miles de islas de inmunidad fiscal.
Por otra parte, se podría incrementar la fiscalidad sobre los productos de lujo como coches de gran cilindrada, yates, hoteles de cinco estrellas o restaurantes de cinco tenedores. Se trataría de resucitar el viejo impuesto de lujo. Si Ud. quiere presumir de riqueza, pase por taquilla. Y por lo mismo, se podría redefinir el IVA de manera que la música bien cultural, pero no necesario- tributase al tipo normal y los bienes de lujo (restaurantes de cinco tenedores, por ejemplo), tuvieran un IVA reforzado del 18%.
Además, los expertos recomiendan elevar la fiscalidad de las rentas más altas. Pero no a partir de los 50.000 euros que propone Pepiño, sino a partir de los 120.000-150.000 euros. Es verdad que incentivaría el viraje de muchos profesionales hacia la planificación fiscal. Pero es mejor eso que nada. Al fin y al cabo es el camino emprendido por el Reino Unido y por Estados Unidos.
Y por supuesto, se podría meter mano a las SICAVs, el instrumento por antonomasia utilizado por los ricos para gestionar su patrimonio. Es verdad que se trata de un fondo de inversión personalizado que tributa al 1% mientras que no se hace efectivo. Si tributasen como una sociedad mercantil al 30% no existirían y ese dinero se fugaría a Luxemburgo. Pero, ¿no es posible subir esa fiscalidad al 2 o al 3%? La inmensa mayoría permanecería en España.
Y luego está la especulación. Si las rentas de las plusvalías bursátiles estuvieran sometidas al tipo medio, a lo mejor uno se lo pensaba dos veces antes de operar intradía. Y sobre todo, el gobierno debe impedir que las emisiones de las entidades financieras se ejecuten desde paraísos fiscales.
Todas estas medidas resultarían mucho más eficaces y recaudatorias- que elevar la fiscalidad de las rentas del capital, que afecta a millones de contribuyentes que no son especialmente ricos. Pero el modelo de Zapatero es el kirchnerismo: regar a los pobres con subsidios, beneficiar a los ricos que se avienen a mi proyecto y a la clase media, fundirla. Por eso no se atreve a meterle mano de verdad a los ricos. Eso sí, le sirve para vender a la opinión pública que va a exigir más sacrificios a los que más tienen. Mera 'venta'.