De mis amigos líbreme Dios que con mis enemigos me basto yo. Es el refrán más escuchado en todo el ámbito Caixa desde que Gas Natural lanzara la OPA sobre Endesa. El pasado viernes 4, la progubernamental, es decir, pro-OPA, cadena SER de Polanco filtraba la noticia de que la Comisión Nacional de la Energía daba el visto bueno a la OPA de Gas Natural. Así, cualquiera demuestra que el asunto no está politizado.
Lo cierto es que los técnicos de la CNE se leyeron en 24 horas el voluminoso informe de alegaciones de Endesa y decidieron que la famosa Función 14 recibía luz verde. En otras palabras la única parte vinculante del informe de la CNE, la que asegura que la OPA no atenta ni contra el suministro eléctrico ni contra el mercado regulador, seguía adelante. Eso sí, no ha quedado claro, al parecer la filtración no fue completa, la condición principal que la CNE, para que no se diga, impone a Gas Natural: separar, tanto desde el punto de vista societario como de gestión, los activos regulados de los no regulados (no se ha planteado, como se ha dicho por ahí, la necesidad de subastar el 35% de los activos de Endesa que compraría Iberdrola).
Ahora bien, Bruselas todavía no se ha decidido. Lo hará el miércoles, quizás el jueves, y ahí José María Aznar y Rodrigo Rato están poniendo toda la carne en el asador para convencer a su amigo Durao Barroso de que la OPA no debe salir adelante. Total, que Europa decidirá si se queda el expediente o no. Ni lo rechaza, cosa que parece poco probable tras las presiones del PP, Gas Natural tendrá vía libre: esta misma semana podría presentar su oferta (seguramente mejorada). Si se lo queda, entonces el camino de GN estará lleno de espinas. En la empresa catalana afirman que se pueden encontrar trucos jurídicos para retrasar la presentación de la OPA, y que harán todo lo posible, desde luego, hasta el próximo año. Y es que pocos accionistas acudirán a un OPA, incluso mejorada, condicionada a los peros que pueda poner la Comisión Europea.