La contabilidad es una ciencia exacta porque dice exactamente lo que uno quiere que diga. El famoso aforismo viene como anillo al dedo a las cifras que presenta el Ministerio de la Vivienda, liderado por María Antonia Trujillo, para quien el hecho de que los precios ya o suban al 18%, sino al 7,2 –es decir, más del doble que la inflación) es una gran noticia.
Curiosa gran noticia, dado que si la vivienda, tras una década de subidas anuales acumuladas de dos dígitos, en ocasiones al 20% anual, continuara subiendo al mismo ritmo ya habría alcanzado la estratosfera. Recordemos que esos porcentajes son anuales y acumulativos. No se trata de un descenso de precios, sino de una ralentización del aumento, y eso sobre una subida continuada y feroz que ya camina hacia su sexto lustro.
Y por si fuera poco, la ralentización del ascenso coincide en el tiempo con una subida de los tipos de interés, es decir, del coste de las hipotecas. Para las familias, ambos noticias tienen el mismo carácter: acumulativo.
Trujillo llegó al Gobierno para hacer la única política de vivienda que puede reducir el precio: la vivienda de promoción pública en sus distintas variantes. Pero cuando Solbes vio el coste lo prohibió expresamente (era cuando el vicepresidente mandaba en el Ejecutivo ZP). A partir de ahí, Trujillo se ha visto obligada a hacer de la necesidad virtud, pero no es necesario tener un ruidoso fracaso como una melodía de éxito.
Eulogio López