El pasado fin de semana se conocía la marcha de Chris Gent, el histórico fundador y presidente de Vodafone. Su sucesor, el ejecutivo de origen indio Arún Sarín, controlaba la gestión y ahora tiene, si cabe, mayor poder. Lo que es menos sabido es que Gent no se ha marchado por propia iniciativa, sino que ha sido invitado a desparecer. Para ello Sarín se valió de un informe de la consultora McKinsey, donde se criticaba con cierta acidez la gestión de Gent incluyendo la retribución a directivos. Y es que los trabajos de una consultora pueden resultar muy útiles para la empresa, pero también para dirimir las querellas internas.
Pero la historia no acaba ahí. Hay que recordar que el responsable mundial de McKinsey para el sector de las telecomunicaciones reside en España. Se trata de Rolando Balsinde, ejecutivo de ascendencia cubana.
Por cierto, ¿dónde quedan las murallas chinas de McKinsey? ¿Acaso no es McKinsey responsable de la asesoría de telefónica sobre la misma cuestión, sobre el organigrama?