La lucha es abierta: Caja Madrid, con un 23% del capital, British Airways -juez y parte-, con un 13% y El Corte Inglés, con el 3,5%, es decir, el núcleo duro de Iberia, quieren cesar a Fernando Conte como presidente de la Compañía y ya le han buscado sustituto, un hombre con experiencia en operaciones corporativas trasnacionales.
Lo curioso es que a Conte se le acusa ahora de lo contrario de lo que se le acusaba un año atrás. Cuando el proceso de fusión marchaba viento en popa, al presidente de Iberia se le consideraba demasiado pro-British. Es más, fueron los accionistas y la comunidad de Madrid quien ordenó a Miguel Blesa tomar el control comprando las participaciones de BBVA y Logista para pararle los pies a los británicos, quienes pretendían comprar Iberia con el dinero de Iberia.
Ahora se le acusa justamente de lo contrario: de no haber sabido cerrar un trato con BA, y de haberse opuesto a un matrimonio donde uno de los contrayentes, el que habla inglés, aportan una anti-dote de más de 4.000 millones de pérdidas, el agujero -verdadero agujero negro- del fondo de pensiones de su personal. Asimismo, Caja Madrid asegura que Conte tampoco ha sabido plantear negociaciones con otras compañías como Air France-KLM o Lufthansa.
Los conjurados ya le tienen buscado sustituto a Conte, un directivo con experiencias en operaciones corporativas trasnacionales. Quizás estén vendiendo la piel del oso antes de cazarlo, porque lo cierto es que precisan del apoyo de un Consejo donde los independientes representan el 50%. Además, Conte cuenta con el apoyo de su equipo directivo.
Por si fuera poco, Caja Madrid tiene encima la espada de Damocles del Banco de España, con un gobernador empeñado en que venda todas sus participaciones industriales, las más importante Iberia. El balance de la cuarta entidad financiera de España no está para muchos trotes.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com